Emociones Encadenadas por el Proxenetismo

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Emociones Encadenadas por el Proxenetismo

La mafia de la prostitución se adapta a los tiempos que corren, con la facilidad de los gatos. Y como los gatos, también selváticos, persigue sus presas inocentes sin piedad, como ocurre con los ángeles de la calle. Estas víctimas están encadenadas a los sentimientos de desesperanza y frustración generados por los tipos despiadados que las controlan.

Aquellos a las que el proxenetismo les ha robado su libertad son atrapados en una espiral de emociones destructivas: miedo de que sus vidas no tengan el control que ansían, vergüenza de su situación y desilusión por sus anhelos. Esas emociones encerradas se clavan como un cuchillo en su alma, contorsionándolas hasta el punto de desmayo.

Es común que el trato cruel y la amenaza de violencia de los proxenetas marque para siempre a sus víctimas. Estas se esfuerzan desesperadamente para tratar de sentirse seguras y amadas, pero encuentran lo opuesto. Estas mentiras las sumergen aún más en un pozo de resentimiento, depresión y desamparo.

Su confianza se erosiona hasta el punto en que comienzan a negar sus propias necesidades. Esta negación les permite fingir que sus cuerpos son su único capital. El tener a sus agresores a su lado trae una falsa seguridad, pero también les impide tender una mano a los demás.

Además, estas víctimas suelen aferrarse a sus estereotipos, como si esta fuera una señal de pertenencia.  chicas escort cachondas  tipo de pensamiento no ayuda a promover el crecimiento personal ni la aceptación de la diversidad. Al contrario, refuerza la idea de que los vendedores de sus cuerpos son los únicos que les comprenden.

La resistencia a las emociones empeora el aprieto de estas victimas. Los proxenetas se aprovechan del ahogo que provoca su sensación de soledad. Redondean sus vidas con un aura de tiempo perdido, humillándolas aún más. Se vuelven víctimas de sus propios abusadores, viviendo en un carrusel de sentimientos desgarradores.

Llega un momento en el que estas mujeres no pueden seguir viviendo encarceladas en sus pensamientos y sentimientos. Dejan de mostrar su vulnerabilidad por temor a la agresión, se erigen como una muralla impenetrable para el resto del mundo.

Finalmente, todos estos sentimientos conllevan a un desgaste de energías desbordantes. Estas víctimas se quedan sin energía para soñar pues creen que todas sus aspiraciones, nuestras aspiraciones, se quedaron atrapadas entre las rejas del proxenetismo.

Cuando una víctima logra desentrañar esta red de emociones contrapuestas, conlleva a un despertar. Pero el camino hacia el bienestar psicológico es todavía más arduo. Estas mujeres poco a poco comienzan a tomar conciencia de sus emociones y de la belleza de su ser. Deben realizar un gran esfuerzo para liberarse de la ola de sentimientos contradictorios que las rodean.

Es verdad que el proxenetismo les ha robado su libertad. Pero a través del esfuerzo y del apoyo de los demás, estas mujeres ahora pueden desembarazarse de estas emociones encadenadas. Pueden empezar a construir una nueva vida, llena de oportunidades y libertad.

Al principio, tomar el control de sus vidas es aterrador. Pero cuando se embarcan en este viaje hacia la autonomía, pronto se sienten empoderadas. Descubren que pueden usar su propia individualidad y las libertades personales para construir un futuro propio.

Así es cómo estas personas logran desmoronar los muros que, hasta ahora, las han retenido en el pasado. Esta hazaña les ayuda a darse cuenta de que la fuerza de sus emociones no es nada en comparación con el poder de su voluntad. Estas son las claves para romper con el proxenetismo y ganar la libertad.